Leticia Animas/Milenio/11 octubre 2011
- A 24 meses, los extrabajadores continúan a la espera de regresar a su trabajo
A 24 meses, pocos son los que han recuperado el sueño, pero no han perdido la esperanza de regresar a su fuente de trabajo que, consideran, les pertenecen “por herencia”, no de balde, dicen, fueron sus antepasados los que cedieron las tierras donde se construyó la presa que alimenta a la primera planta hidroeléctrica de América Latina hace más de 100 años.
Después de ser “obreros privilegiados” ahora venden dulces y chicharrones en la puerta del edificio sindical, otros hacen pasteles o cortes de cabello, manicures y rayitos a mitad de precio; algunos, como Francisco Garrido, tuvieron que aprender a cocinar y vender mole de panza y mixiotes en las calles del Distrito Federal.
Otros optaron por iniciar proyectos colectivos como los cultivadores de setas o los que venden productos de primera necesidad a bajo costo.
Y aunque no se han repuesto del shock que significó perder su “zona de confort” de la noche a la mañana, coinciden que tanto el programa de liquidaciones como el ofrecimiento de trabajo para las primeras 100 personas que aceptaran ese pago, fue un engaño; y dicen que continuarán resistiendo.
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