El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, fue un importante factor en este reconstruir la justicia. Su decisión de no reprimir a los trabajadores del SME, como se le había exigido desde el gobierno federal, cerró las puertas a la solución violenta por la que se abogaba desde la Secretaría del Trabajo y desde los micrófonos que exigen venganza contra los trabajadores.
No era fácil el trabajo. Ya entrada la noche, la minuta que se firmó como acuerdo entre las partes tuvo 15 correcciones. Una
ypor una
oen uno de los párrafos dilató el acuerdo. Los personajes entraban y salían del salón donde se hallaban. Hubo incluso un momento de descanso y algunos dedicaron su atención a la entrevista que en esos momentos ofrecía Ernesto Cordero. Los panistas reían a carcajadas de las cosas que decía y las miradas que el ex secretario de Hacienda le lanzaba a la cámara de televisión.
El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, fue un importante factor en este reconstruir la justicia. Su decisión de no reprimir a los trabajadores del SME, como se le había exigido desde el gobierno federal, cerró las puertas a la solución violenta por la que se abogaba desde la Secretaría del Trabajo y desde los micrófonos que exigen venganza contra los trabajadores.
Jordy Herrera, en su calidad de nuevo secretario de Energía, ponía peros, y Lozano buscaba sacar algo para sí, pero la respuesta de los trabajadores siempre fue la misma, y no se doblaron, y siempre que se incendiaba el diálogo, regresaba Ebrard para enfriar los ánimos. No hubo sonrisas ni apretones de mano al final de la reunión. La tensión nunca bajó, no ha bajado porque los trabajadores saben que la palabra de los funcionarios puede ser rota en cualquier momento. Deberán regresar a la lucha, pero por ahora, pese a casi todos, el SME logró un triunfo.
No era fácil el trabajo. Ya entrada la noche, la minuta que se firmó como acuerdo entre las partes tuvo 15 correcciones. Una
ypor una
oen uno de los párrafos dilató el acuerdo. Los personajes entraban y salían del salón donde se hallaban. Hubo incluso un momento de descanso y algunos dedicaron su atención a la entrevista que en esos momentos ofrecía Ernesto Cordero. Los panistas reían a carcajadas de las cosas que decía y las miradas que el ex secretario de Hacienda le lanzaba a la cámara de televisión.
Jordy Herrera, en su calidad de nuevo secretario de Energía, ponía peros, y Lozano buscaba sacar algo para sí, pero la respuesta de los trabajadores siempre fue la misma, y no se doblaron, y siempre que se incendiaba el diálogo, regresaba Ebrard para enfriar los ánimos. No hubo sonrisas ni apretones de mano al final de la reunión. La tensión nunca bajó, no ha bajado porque los trabajadores saben que la palabra de los funcionarios puede ser rota en cualquier momento. Deberán regresar a la lucha, pero por ahora, pese a casi todos, el SME logró un triunfo.
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