Como muchos mexicanos de mi época recibí una educación familiar en la que me inculcaron trabajo, respeto a mis superiores y valores a mi patria. Con esta cultura crecí, estudié una carrera universitaria y logré obtener un trabajo digno que me permitió mantener a una familia.
Durante muchos años y como cualquier ciudadano creí en las instituciones públicas, pensando que México era un país en el que existía y se respetaba el estado de derecho. Hoy en día, no estoy seguro de ello, ya que instituciones como el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) y Luz y Fuerza del Centro (LFC), quienes como organismos del gobierno están obligados a observar y cumplir las leyes, pretenden coartar mi derecho de jubilación, después de haber laborado durante 28 años en la extinta LFC, haciendo caso omiso de las leyes que rigen al Estado mexicano y del propio decreto de extinción del 11 de octubre de 2009, en el que el Ejecutivo federal se comprometió a respetar los derechos de los trabajadores, o ¿acaso se trata de un doble discurso?
El 18 de noviembre de 2009 presenté por escrito mi solicitud de jubilación al SAE, quien después de casi 11 meses, me citó en sus oficinas de la colonia Portales, para comunicarme verbalmente que mi petición la habían dictaminado improcedente, sin entregarme ningún documento que lo respaldara, ni la motivación y fundamentación correspondientes. Con lo anterior el SAE y la citada empresa están violentando el estado de derecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario