jueves, 19 de agosto de 2010
Las embestidas de la extrema derecha en el poder al sistema político siguen la pauta fascista de la desestabilización para debilitar al Estado y así apuntalar sus intereses. Lo hacen porque pueden, saben que es el mejor momento para actuar en esa forma y cuentan con los suficientes recursos para alcanzar sus propósitos. Por eso no debe extrañar el comportamiento de los altos jerarcas de la Iglesia católica, pues lo ilógico en las actuales circunstancias sería que desaprovecharan la oportunidad histórica que se les presenta para debilitar a las instituciones laicas y democráticas con que aún cuenta la nación.