Para la clase pensante del país está claro que no será en esta administración federal que encabeza Felipe Calderón cuando se establezcan las bases de un cambio revolucionario que permita resolver los problemas estructurales de fondo que tienen sumida a la mayor parte de la población en la miseria y a una pequeña minoría en la más grosera de las opulencias. Sin embargo, también esta presente la gran preocupación de que las condiciones sociales de la Nación seguirán empeorando con la insistencia del mandato panista en continuar con las políticas neoliberales y los dictados de los organismos financieros internacionales, cuya finalidad es la subordinación plena y estratégica de México a los intereses políticos y económicos de los Estados Unidos.
No cabe duda que tal y como lo señaló con toda precisión el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, los problemas de México no tendrán solución si se sigue el mismo camino, si no se ponen en práctica políticas alternativas y si no se traza un nuevo proyecto nacional. Durante la sesión solemne del Congreso General con motivo de los Cien Años de la UNAM, puso el dedo en la llaga al advertir que “el verdadero progreso no se puede generar entre la desigualdad y la exclusión en medio de la ignorancia y de las muertes evitables y tampoco la sociedad puede prosperar y vivir en paz con los niveles de inseguridad que nos afectan”, que son las principales asignaturas pendientes del calderonato. También, con mucha exactitud, sostuvo que el país requiere efectuar reformas de fondo para actualizar instituciones y avanzar en la democracia, estimular el desarrollo económico, fortalecer el federalismo y el equilibrio de poderes. Narro consideró con gran lucidez que se debe dar el gran salto del México desigual, a un México con equidad, solidaridad y justicia social, donde la opulencia y la miseria se moderen.
Toda la razón le cabe al rector de nuestra Máxima Casa de Estudios, sobre todo cuando las propias estadísticas oficiales muestran la penosa realidad que viven millones de mexicanos a lo largo y ancho del territorio nacional, y que confirman los estudios económicos elaborados en la propia UNAM, en el Centro de Estudios Multidisciplinarios de su Facultad de Economía, los cuales dan cuenta de la pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo desde la inicio de la implementación de las políticas neoliberales, hace ya 28 años, proceso que se ha agudizado en la administración calderonista, en la cual, por tan sólo mostrar un dato, el precio de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR) se ha incrementado en más de 104 por ciento desde que Felipe Calderón tomó por asalto la residencia oficial de Los Pinos, con lo que el poder adquisitivo ha tenido un desplome del 42.22 por ciento, es decir, mayor al experimentado en los sexenios de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari. De ese tamaño es el daño económico a la población en esta administración federal, para ya no mencionar las agresiones físicas y las más de 30 mil muertes que llevan con su estúpida “guerra al narcotráfico”.
Es innegable que el actual estado de cosas no puede continuar por mucho tiempo sin que no se ponga en peligro la estabilidad social del país, que puede verse envuelto en una violenta insurgencia popular ante el mal gobierno y la corrupción de una pequeña elite económica que domina las estructuras de poder. Por tal razón, en el Congreso, Narro convocó a las fuerzas políticas a establecer un “gran acuerdo” a favor del rescate social que México demanda para saldar su deuda histórica y solucionar los problemas que a Morelos, Juárez y Zapata ya perturbaban. Subrayó que el desafío es no sólo crecer en la economía, sino también en especial “en mejorar la dignidad de los que nada tienen, edificar un verdadero desarrollo humanos para todos”. Agregó que “para ello debemos actuar con la mayor justicia, al igual que pensar en grande y en el largo plazo”.
Ante 300 diputados y 83 senadores, como era de esperarse el rector de la UNAM hizo hincapié en la urgencia de incrementar los recursos destinados a las universidades públicas federales y estatales. Dijo que “en términos presupuestales se tiene que actuar con responsabilidad, pero no privilegiar políticas en las que es más importante preservar los equilibrios financieros o fiscales, que resolver los desequilibrios sociales o del desarrollo humano de nuestra gente”. Por tal razón, llamó a los legisladores a establecer una política de estado que permita duplicar la cobertura de la educación superior y cumplir el mandato legal de asignar el 1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país a la investigación científica y al desarrollo tecnológico.
El discurso de Narro caló hondo en el Congreso, en donde los presidentes de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín, y el del Senado, Manlio Fabio Beltrones Rivera, coincidieron en señalar que para combatir uno de los más grandes problemas del país, que es la falta de oportunidades y de formación de los jóvenes, debe invertirse mucho más en la educación pública. El líder de la Cámara baja pidió hacer honor al Goya universitario e impulsar el desarrollo de la Máxima Casa de Estudios a través de su crecimiento presupuestal. Subrayó que a 100 años de vida de la institución más noble del país, se debe atender su llamado “o los ninis” seremos nosotros, que ni escuchamos, ni vimos, ni sentimos los llamados más profundos y también los más sensatos a redefinir o reencausar nuestro acceso al futuro a través de la educación y a través de la dignificación de la juventud mexicana”. En tanto que el sonorense reiteró su decisión de apoyar que se destinen mayores recursos a la ecuación superior popular, tras subrayar que la UNAM debe recibir mejores presupuestos como pilar de la educación pública, en lugar de destinar más recursos a los cuerpos policíacos.
También estudiantes, investigadores, académicos y trabajadores de la UNAM, en sesión extraordinaria del Consejo Universitario, reunidos para celebrar los 100 años de la creación de la Máxima Casa de Estudios del país, llamaron a proteger a la institución, a cuidarla, en reciprocidad a lo que de ellas han recibido “y lo que nos dará”, como lo señaló a los 300 mil universitarios la investigadora Maria Elena Mancilla, de la Facultad de Derecho, mientras que Iracema Alcantara Ayala, del Instituto de Geografía, destacó que la UNAM ha inspirado en estos años a “romper el silencio opresor de la ignorancia y contagiar lo que para el espíritu colectivo tiene la tolerancia, el diálogo, la igualdad, la democracia, la fraternidad, la solidaridad, la honestidad, el respeto y la búsqueda de mejores niveles de bienestar.
Fuente de información, Lilia Arellano - Opinión EMET
No hay comentarios:
Publicar un comentario