viernes, 24 de septiembre de 2010

EN SUS DOS GRITOS CALDERON OMITIO LO DEL MAL GOBIERNO

Engolosinado por gritar dos veces: una en el balcón principal del Palacio Nacional y otra en el umbral de la entonces capilla de Dolores, Guanajuato, el señor Calderón (como la mayoría de los ex presidentes, todos del montón que en su mayoría ha padecido la Nación), para nada repitió las frases que comúnmente se ha reconocido que pronunció Miguel Hidalgo, uno de los Padres Fundadores de esta vapuleada República por las fracasadas alternancias de la derecha. Y sobre todo, en su afán de ser original, se cuidó de no pronunciar aquella que dice: “¡Muera el mal gobierno!”. Y es que si bien citó por su nombre a algunos de los protagonistas de aquel viraje histórico de 1810, tampoco para nada hizo un reconocimiento al pueblo de entonces, indígenas en su mayoría, esclavizados en las haciendas y las minas, fueron cientos y después miles de más Migueles Hidalgos que arremetieron contra el mal gobierno de España, sus reyes y de los gachupines virreyes que abusaban del poder.
Todos, pues, los ex presidentes (insisto: del montón), desde que se inició el rito de El Grito de Independencia, sobre todo a partir de Porfirio Díaz hasta ahora Calderón, han ido modificando las expresiones originales que en una investigación aparecen como más cercanas a las auténticas frases. “¡Mueran los gachupines!, ¡Muera el mal gobierno!, ¡Viva Fernando VII!, ¡Viva la América libre!, ¡Viva la Virgen de Guadalupe! . O la otra versión de: ¡Viva la religión!, ¡Viva nuestra madre Santísima de Guadalupe!, ¡Viva Fernando VII!, ¡Viva la América!, ¡Muera el mal gobierno! (consultar el libro de Fernando Serrano Migallón: El Grito de Independencia, en la editorial de Miguel Ángel Porrúa).
No es que solamente los panistas, que, mientras fueron oposición prometieron electoralmente ejercer el buen gobierno, sean ahora los únicos malos gobernantes. Lo fueron no pocos sexenios priístas, desde Alemán a Zedillo, con una o dos excepciones; pero, ni sumados llegaron a la corrupción, abusos e impunidad a los que llegaron Fox y Calderón quienes, desde la derecha religiosa, más han empobrecido a los mexicanos con su fracasada administración federal y su mal gobierno político. Es por eso que ni Fox y menos Calderón en sus once gritos, recordaron que la Independencia se inició precisamente contra el mal gobierno desde Cortés a los virreyes (de Antonio de Mendoza a Juan O’Donojú).
Calderón, por eso, ha dejado de pronunciar en sus cinco gritos la frase fundamental de la Revolución de 1810: “¡Muera el mal gobierno!”, con el que Hidalgo y los miles de Hidalgos que lo siguieron como pueblo, logró generalizar la convocatoria a deshacerse violentamente de los malos gobernantes. Aunque sabe que el pueblo lo considera un pésimo gobernantes sostenido por las bayonetas de un Ejército que ya dejó de ser heredero del Ejército de la Revolución de 1910. Mencionar la soga en casa del ahorcado, llamada mal gobierno, hubiera significado el ahorcamiento suicida del inquilino de Los Pinos.
Fuente de información, Álvaro Cepeda Neri - Opinión EMET

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